El venezolano Augusto Pradelli desarrolló vehículos que funcionan con energía solar, aunque de inicio son artesanales, aspira a fabricarlos en serie.
“Fueron hechos no por casualidad, sino por necesidad. Esto lo hicimos para mantener un equipo de trabajadores que teníamos trabajando, gente con la que tengo trabajando más de 30 años, 20 años y dije “por la pandemia esto no se va a parar, la empresa tiene que seguir” y eso fue la gran necesidad.”
Pradelli buscaba que su local de comidas
sobreviviera a la pandemia de covid-19 y a una severa escasez de gasolina que
azotó por más de una década a esa región, afectada además por constantes fallas
eléctricas.El primer modelo que desarrolló usaba un motor de motocicleta de
bajo consumo, pero “siempre dependía de la gasolina”.
El segundo utilizaba baterías eléctricas, pero no “era tan veloz”. Y como los apagones son un dolor de cabeza en Zulia apostó finalmente por paneles solares.El resultado fue un vehículo híbrido que puede pasar, según decida su conductor, de combustible a electricidad y de electricidad a energía solar.
“Eso fue un éxito, eso permitió que en el momento en que no había la gasolina, en el momento de la crisis, nosotros salíamos y nos burlábamos de las colas (para abastecer gasolina) y todo el mundo nos quería comprar uno.Hoy busca financiamiento y autorización estatal para fabricar en serie los tres prototipos de autos solares que ha desarrollado.
“Pensamos en hacer un vehículo que se moviera adonde estaba la gente, pero el problema era la gasolina. Entonces, sin gasolina, buscamos el recurso del motor eléctrico, a partir de un carrito de golf, lo adaptamos, lo mejoramos, le dimos mejor voltaje y conseguimos un carrito que con una carga normal puede rendir 100 km.”El presidente Nicolás Maduro, en un acto oficial, condujo uno de estos carritos, que celebró como tecnología 100% venezolana. Los vehículos cuestan entre 5.000 y 7.500 dólares, lo mismo que vale un vehículo usado promedio en Venezuela. Sin embargo hay un ahorro notable en gastos de combustible en el largo plazo.
Otra ventaja es el mantenimiento en refracciones mecánicas, ya que los híbridos ‘made in Maracaibo’ no tienen ni carburador ni alternador. La seguridad tampoco es un problema, ya ha realizado pruebas exitosas en la facultad de Ingeniería Mecánica de la local Universidad del Zulia.
Fuente: El Espectador
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