Hace
cuatro años, las palabras Cambridge Analytica, noticia falsa o deepfake (videos
engañosos que se ven muy realistas hechos con inteligencia artificial) poco
estaban en los titulares y en la mente de los estrategas políticos.
Pero los resultados en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el referendo del Brexit en Reino Unido y el plebiscito en Colombia sirvieron para comprobar, por primera vez, el poder que tienen las redes sociales para orientar las decisiones de los votantes. Este año regresa la contienda electoral en Estados Unidos y otros países, por lo que plataformas tecnológicas anunciaron cambios relacionados con la moderación de contenido político y la venta de publicidad.
Para
entender si estos esfuerzos tendrán verdaderos efectos hay que revisar el
ecosistema de cada plataforma. Los expertos consultados explican que la esencia
de las redes sociales, en pro de la libertad del discurso y la opinión, hace
difícil que se identifiquen las publicaciones malintencionadas. Pero no todo es
malo, “en 2016 estos temas ni siquiera se discutían”, señala el periodista y
conferencista de tecnología Mauricio Jaramillo.
¿Todo es publicidad?
No
solo es la multa de 5.000 millones de dólares que le impuso la Comisión Federal
de Comercio de Estados Unidos a Facebook en julio de 2019, sino el escrutinio
público al que ha sido sometida la red social desde que investigaciones de The
Guardian y The New York Times revelaron cómo jugó la venta de
publicidad y la recopilación de datos en el terreno electoral.
Lo
que hacía la empresa Cambridge Analytica, gracias a los datos de 87 millones de
usuarios que Facebook recopiló, era mostrar anuncios hipersegmentados.
Entonces, si un consumidor tenía una inclinación religiosa le mostraba un
anuncio en contra de un candidato usando sus creencias.
Andrés Guzmán, abogado especialista en derecho de nuevas
tecnologías, indica que los usuarios van a las redes a debatir en espacios que
van más allá de la publicidad, por eso la pregunta es si se pueden regular los
contenidos. “No solo es un trabajo de las redes, donde las personas opinan y es
difícil actuar, sino que el gobierno debe actualizar la norma y exigirle a los
partidos políticos que así como rinden cuentas, muestren sus estrategias
digitales de forma transparente”. Por su parte, Renata Cabrales,
periodista especializada en medios digitales, advierte que el marketing
político está centrado en el ataque y la defensa. Se podrá llegar a controlar las
herramientas pero nunca, a los estrategas políticos.
Fuente: ElColombiano
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