En principio, la plataforma cumple los estándares de
seguridad para mantener la privacidad de las conversaciones; el punto
débil puede estar en el usuario.
¿Son seguras las conversaciones que se mantienen en
WhatsApp? Según explica Fernando Suárez Lorenzo, presidente del Consejo
General de Colegios Profesionales en Ingeniería Informática, “es cierto
que tiene fama de no ser segura, pero también es cierto que ha
evolucionado y que desde hace tiempo las conversaciones están cifradas
de extremo a extremo”. El punto débil en este eslabón de la seguridad
puede estar, una vez más, en el usuario. Los hábitos, o posiblemente el
desconocimiento, pueden propiciar que las fotos y las conversaciones
aparentemente privadas acaben en manos ajenas. Sin embargo, es posible
extremar la seguridad, tanto en la configuración como en el uso de la
herramienta de mensajería más popular en buena parte del planeta.
Activar la verificación en dos factores
Se
trata de la más eficaz capa de protección en lo que se refiere a la
privacidad del usuario en cualquier aplicación o servicio que utilice
mientras está conectado a internet. Consiste en emplear un dispositivo
adicional para que el sistema cerciore la veracidad de su identidad. Es
un método muy habitual que se utiliza para operar en la banca
electrónica, donde se requiere la introducción de un código temporal
enviado al teléfono móvil. Esta función lleva ya tiempo disponible en
WhatsApp, aunque de forma opcional, por lo que lo primero es que el usuario lo active.
El sistema exige también la introducción de un código PIN que protege
ante una posibilidad aterradora: la de que alguien duplique la tarjeta
SIM y descargarse todas las conversaciones. “Si alguien accediera a
nuestra SIM y la instalara en un nuevo teléfono, algo que no es
complejo, podría restaurar todas las conversaciones aunque estuvieran
cifradas”, advierte Suárez. Esta eventualidad se puede limitar activando
esta capa de seguridad.
Bloquear la aplicación de forma biométrica
No se puede acusar a Meta de no haber puesto a disposición
del usuario las medidas de seguridad adecuadas; la cuestión radica en
que buena parte de ellas son opcionales. Es el caso del bloqueo de la
pantalla. WhatsApp puede configurarse para que la pantalla se bloquee
automáticamente —con independencia del propio bloqueo del teléfono— y
para que al acceder al contenido sea necesario emplear la huella
dactilar o el rostro, dependiendo del dispositivo. Para activar el bloqueo de pantalla
hay que acceder a Ajustes > Cuenta > Privacidad, y ahí activar la
casilla del bloqueo. El sistema ofrece, además, la posibilidad de
establecer un tiempo de bloqueo. Esta función puede parecer redundante
al considerar que los móviles cuentan ya con códigos de bloqueo, pero
desde WhatsApp se alude a ella expresamente como una medida de
seguridad, para no dejar el móvil al alcance de otros y, si eso llega a
suceder, que estén protegidas las conversaciones con un sistema de
bloqueo.
Familiarizarse con los chats temporales
WhatsApp incorporó hace varios meses una de las funciones más demandadas por los defensores de la privacidad de la plataforma: que las conversaciones se borren automáticamente transcurrido un tiempo.
Esta función opcional hace que los mensajes desaparezcan al pasar
veinticuatro horas, una semana o noventa días, según elija el usuario.
¿Por qué puede resultar interesante activarla? El principal motivo
reside en aumentar el nivel de privacidad, ya que no quedará rastro de
la conversación una vez se haya superado el plazo de tiempo establecido.
Siendo sinceros, ¿es realmente necesario mantener almacenadas las
conversaciones de hace varios años? Lo más prudente sería que los chats
fueran temporales por defecto, algo que puede configurarse en Ajustes
> Cuenta > Privacidad, y ahí establecer la duración
predeterminada. Eso sí, esto solo sirve para las conversaciones nuevas;
en las existentes las mantiene. Los chats temporales ofrecen, además,
otra ventaja: ayudan a limitar el espacio ocupado por las
conversaciones.
Borrar las conversaciones antiguas
Muerto el perro, se acabó la rabia. Algo así podría aplicarse ante el riesgo de que las conversaciones acaben en manos ajenas. Si se borran, es imposible que se dé esa situación no deseada. “Además de limitar la información que se comparte, una buena norma de seguridad en WhatsApp consiste en eliminar las conversaciones antiguas”, explica José Manuel Ávalos, consultor en ciberseguridad. Uno no puede recordar lo que escribió hace años en un chat determinado y, si esta información cayera en manos ajenas, podría convertirse en una auténtica bomba de relojería. Esto es principalmente relevante en lo relacionado con las fotografías que se envían, de las que se pierde el control por completo una vez salen del dispositivo del remitente. Este experto también recomienda tener especial cuidado con los archivos o enlaces adjuntos que se reciben, sobre todo a través de grupos, puesto que pueden ser la puerta de acceso a un ataque o vulnerabilidad del dispositivo.
Fuente: El País
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