Además de la digitalización, la
sostenibilidad es uno de los pilares de la economía del futuro, que será
sostenible o no será.
Además de la digitalización, la sostenibilidad es uno de los pilares de la economía del futuro, que será sostenible o no será. Y, por tanto, una de las prioridades de las empresas. La tecnología Cloud contribuye a esa sostenibilidad: las empresas que migran a la nube pueden reducir su consumo energético en un 65%, y sus emisiones de carbono un 84%, según datos de Accenture. “Las empresas que se comprometen en esta intersección entre lo digital y lo sostenible tienen, según nuestros estudios, un 2,5 más de probabilidad de ser líderes en el futuro. Es un reto que las empresas españolas tenemos que enfrentar”, explica Ana Millán, directora de Negocio Responsable de Accenture Iberia y directora general de Fundación Accenture España. Además, la presión social para que las empresas actúen de manera responsable cada vez es mayor y no hacerlo puede afectar a su imagen pública y a su negocio.
Pero la factura de la luz de la imparable expansión tecnológica sale cara: el mundo digital es un monstruo voraz en cuanto a electricidad. El pasado mes de enero, en vistas de que las emisiones de carbono de la industria del Cloud podrían superar las de todo el sector aeronáutico mundial, 25 empresas y 17 asociaciones europeas firmaron un pacto, cuya puesta en práctica será supervisada por la Comisión Europea. Se trata de una autorregulación para que los centros de datos sean climáticamente neutros para 2030 y que se desarrollará en aspectos como el ahorro de energía, la conservación del agua, el reciclaje del calor o la apuesta por una economía circular que trate de evitar y reaprovechar los residuos, tal y como hace la propia naturaleza.
¿Por qué la nube pública puede llevarnos a una industria más sostenible? Aunque los data centers públicos tienen gran consumo energético, que incluye la alimentación de la tecnología y también su refrigeración, la actividad se puede hacer en ellos de manera más eficiente. Si varias empresas utilizan la infraestructura de un mismo proveedor es muy probable que esa infraestructura esté mejor aprovechada. Los grandes data center utilizan sus instalaciones de manera intensiva sabiendo que, estadísticamente, no todos los clientes los necesitan al mismo tiempo, los picos de demanda se compensan con los valles, y teniendo en cuenta que el consumo depende también de las diferentes franjas horarias. Los costes para los clientes también se reducen de manera significativa.
En definitiva: centralizando la actividad, haciendo que muchas empresas utilicen el mismo centro en vez de cada una el suyo privado, se reduce el número de servidores totales que se necesitan para operar y estos operan de manera más eficiente. Como mantener y mejorar los centros de datos es la principal actividad de los grandes proveedores (los llamados hiperescalares), estos disponen de la inversión, el cuidado y el conocimiento necesario para llegar a mayores cotas de eficiencia y sostenibilidad, mucho más que los clientes individuales, enfocados en otros modelos de negocio. Las migraciones a la nube pública pueden reducir las emisiones de CO2 en 59 millones de toneladas anuales, lo que es equivalente a retirar 22 millones de coches de la circulación, según datos de Accenture.
Los grandes proveedores de Cloud pública están, además, comprometidos con la sostenibilidad. Por ejemplo, Google, y por tanto Google Cloud, se ha marcado el ambicioso reto de consumir solo energía limpia en el año 2030. “Además hemos reducido la huella de carbono de la compañía a cero desde que comenzó en 1998: es como si para el medio ambiente nunca hubiéramos existido”, relata Isaac Hernández, country manager de Google Cloud para España y Portugal, “por supuesto, las empresas que trabajan con nosotros heredan automáticamente todas esas ventajas para su propia agenda”. En otras facetas, empresas de logística que han trabajado con esta nube han conseguido ahorra hasta un 40% en combustible y ahorros parecidos se han visto en el sector del retail. En Google Cloud trabajan en implementar los principios de la economía circular en la infraestructura de la nube y la gestión de los servidores, para ello reutilizan los materiales, o reacondicionan el hardware para evitar generar residuos. Lo que sobra se recicla o se revende.
Paralelamente, en Amazon Web Services han adquirido el compromiso de llegar a un 100% de utilización de energía renovable para su infraestructura global: en 2018 ya superaron el umbral del 50%. La propia empresa va abriendo parques eólicos o solares por todo el planeta, hasta 127 en la actualidad, para abastecerse: producen lo equivalente para abastecer de energía a 1,7 millones de hogares estadounidenses durante un año. Otra de sus iniciativas es tratar de reducir significativamente el uso de agua potables para refrigerar sus centros de datos.
Por otro lado, ya fuera de los grandes proveedores, la empresa de recursos humanos Randstad figura en el índice de sostenibilidad del Dow Jones, que destaca a las entidades responsables en el ámbito económico, medioambiental y social. “La migración al Cloud ha contribuido a la sostenibilidad de la empresa”, dice Diego Miranda, director de IT y Organización, “pero no solo a la sostenibilidad desde un punto de vista medioambiental, sino también desde el punto de vista social: contribuye a la inclusión, facilita el teletrabajo, el prestar el servicio desde donde se quiera”. Entre 2013 y 2019, las corporaciones con alto rendimiento ambiental, social y de gobierno aumentaron sus márgenes y redujeron su volatilidad 4,7 veces más que aquellas que tuvieron un bajo rendimiento, según datos de Accenture.
Pero no debemos lanzar las campanas al vuelo. Un reciente informe de la organización ecologista Greenpeace (titulado ¿Cómo de limpia es tu nube?) alerta de que “a pesar de las importantes mejoras, el crecimiento exponencial del Cloud Computing sobrepasa de lejos los ahorros de energía. Las empresas deben tener en cuenta no solo cómo de eficientes son consumiendo energía, sino también las fuentes de energía que están eligiendo”. Según los ecologistas muchas veces las empresas todavía utilizan energías baratas y sucias, y se localizan en lugares poco adecuados energéticamente. Debido a su rápido crecimiento y su importancia global, este sector tiene la oportunidad y la responsabilidad de arrastrar a otras empresas, administraciones y al sector eléctrico por el camino de las energías limpias.
Fuentes: El País
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