A mitad de
febrero inicia la Licitación IFT-10 de espectro para servicios móviles. Son 41
lotes repartidos por todos los estados y municipios del país que buscan
concesionario después de que no consiguieron atractivo en concursos anteriores,
pero la crisis económica por la pandemia, la subasta de 5G en puerta, las
obligaciones de cobertura y los precios de salida de cada paquete pudiera
desanimar a los operadores interesados en ir por más bandas.
El lunes 15 de febrero arranca un nuevo proceso de licitación de espectro para la prestación de servicios móviles en México. Es el tercer concurso de ese rubro que emprende el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) para mejorar la capacidad, la velocidad y calidad de la telefonía e Internet móviles que reciben los consumidores, con la disponibilidad de más bandas radioeléctricas para las compañías celulares.
Desde ese día, los operadores interesados en comprar bandas adicionales manifestarán esa intención al IFT, que desde su posición como órgano vigilante para la apropiada explotación del espectro en el país, prevendrá a aquellos que no reúnan los requisitos para participar en el concurso y definirá también quiénes podrían competir por bandas desde la primera o segunda etapas, esto conforme se escribieron las bases de la llamada Licitación IFT-10 de espectro móvil.
México concursa ahora 41 lotes de espectro en cuatro distintas bandas radioeléctricas por 20 años —algunas son bandas más benéficas para explotarse en zonas urbanas por su capacidad y velocidad en el transporte de datos y otras son mejores en su cobertura para ir hacia las poblaciones rurales— y significan un acumulado de 45.1 MHz de frecuencias con alcance nacional, regional y/o municipal.
Al detalle, la banda de 800 MHz oferta 16.8 MHz de frecuencias; otros 10 MHz se venden en la banda de PCS (1.9 GHz); 10 MHz más en la banda de AWS (1.7/2.1 GHz) y 8.3 MHz en la mítica banda de los 2.5 Gigahercios.
Las bases de la Licitación IFT-10 dictan desde ahora que AT&T y Telcel están imposibilitados de comprar espectro en la primera ronda del concurso, esto porque ambas compañías rebasarían entonces una acumulación espectral equivalente al 26.5% de todo el espectro disponible en el mercado para la prestación de servicios móviles, según las reglas del concurso.
AT&T detenta hoy 182.23 MHz de frecuencias que son iguales al 24.2% de la tenencia espectral, en tanto que Telcel suma 180.96 MHz de señales entre todas las bandas en su poder, correspondiente al 24.0% de las frecuencias que explota toda la industria. La IFT-10, por sí misma, aglutina frecuencias que en su conjunto son iguales al 6.0% de la tenencia espectral.
De esta manera, el resto de la industria, como los operadores Altán Redes o Telefónica estarían en ventaja de comprar espectro y lo mismo una compañía extranjera que quisiera iniciar una nueva red de telecomunicaciones en México con los bloques nacionales que saldrán a subasta en las bandas de AWS y PCS.
Pero este escenario se antoja complicado, después de que Altán presentó una serie de comentarios durante la consulta pública de la IFT-10 que dejan entrever que se pensará dos veces entrar a ese concurso, en tanto que Movistar continúa con su devolución de frecuencias, como para comprar más bandas que ya retornó al IFT en 2020 o que intercambió desde 2015 con AT&T.
Un operador del exterior vería difícil entrar a un mercado tan peleado como es México y luego de un año de pandemia por coronavirus que golpeó las finanzas de todo el sector, y la muestra está en Costa Rica, pues allí el operador Millicom que controla la marca Tigo rescindió a Telefónica su acuerdo de compraventa por la unidad de Movistar allí y entre los motivos estuvo la Covid-19. Entrar a México entonces a través de una infraestructura alquilada sería una mejor manera de vender Internet aquí.
A esto se agrega que los ganadores de las frecuencias —en el supuesto de que los 41 lotes de espectro en concurso consiguieran interesado— pagarán al Estado mexicano 1,448 millones 947,240 pesos en el concepto de pagos de derechos anuales por usar esas bandas; alrededor de 70.5 millones de dólares que se sumarían a los 822 millones de pesos, 40 millones de dólares, que el regulador esperaría como recaudación para la Tesorería de la Federación, en caso también de que todas las frecuencias consigan interesado.
Quedarían entonces los proveedores de Internet de acceso inalámbrico o WISP, por sus siglas en inglés; también otros operadores, como los indígenas comunitarios, y los operadores de nicho; por ejemplo, Telecomunicaciones Indígenas Comunitarias y Spica Telecom, respectivamente, a quienes funcionaría explotar ese espectro.
Las bandas en concurso beneficiarían en sumo grado a este tipo de operadores para ampliar coberturas y para evolucionar sus redes 3G a 4G, o para dejar de utilizar espectro de uso libre, como la banda de 5.8 GHz, pero el costo fijado en las bases de licitación aleja las frecuencias de estos operadores.
Una muestra está en que el lote de espectro más económico en la banda de 800 MHz, idónea para empujar cobertura en regiones apartadas, tiene un precio de salida equivalente a tres veces más la facturación mensual de Telecomunicaciones Indígenas Comunitarias.
El bloque D1, que integra frecuencias de la banda de PCS que busca Spica Telecom para su propio negocio después de que Telefónica, a quien le tenía contratado ese tipo de señales, devolvió de esas bandas, tiene un costo de salida de 89 millones de pesos, equivalente al 44.5% de la facturación anual de esa compañía.
Existen además las obligaciones de cobertura que deberán acreditarse por los ganadores en determinado tiempo y a través de una cierta banda radioeléctrica propia o de terceros, según el lote adquirido.
La intención del regulador en este apartado está en llevar cobertura 4G LTE a las regiones con mayor desconexión en telecomunicaciones, especialmente en los estados de Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Tabasco y Guerrero, que destacan por sus bajos niveles de penetración de Internet; por ejemplo, 19 accesos a Internet por cada 100 hogares en Chiapas.
La industria de telecomunicaciones se pregunta a qué actores podría llamar la atención la licitación IFT-10 en el año 2021.
En la lógica de “completar” y “complementar” redes, se espera que AT&T busque ir por los 10 MHz nacionales de la banda de AWS, esto porque ya cuenta con otros 50 MHz de ese espectro y porque en el pasado ha definido retornar frecuencias en las bandas de 800 MHz, aquí en concurso. La compañía valoraría la conveniencia ahora de comprar más espectro para atender a cerca de 42 millones de consumidores, los cerca de 18 millones suyos y los 24 millones de Telefónica que corren sobre su red, o evaluar si los 182 MHz en sus manos son suficientes para desfogar el tráfico que generan todos esos usuarios.
Telcel pensaría en comprar algunos de los lotes de la banda de 2.5 GHz para sumar cerca de 60 MHz nacionales en dicho espectro que le compró a MVS Comunicaciones. La pregunta que se hará la empresa está en si existe mercado en las coberturas que brindan esas frecuencias —con su 2.5 GHz ya cubren las rentables CDMX, Guadalajara y Monterrey— o si es mejor atender esa regiones desde otras bandas que ya están bajo su concesión.
La temporalidad de que los bloques
de AWS adjudicados en la subasta del 2015 vencen en el año 2030, hará
pensar a AT&T y Telcel comprar más de ese espectro durante la segunda etapa
de ofertas en la IFT-10; y para este segundo operador, también ir por banda de
800 MHz y PCS sería una alternativa, pero el aviso de la subasta de 5G
en las bandas de 3.5 GHz y de 600 MHz va hacia el 2022, podría
animar a toda la industria móvil a repensar sus planes de compra de bandas con
la IFT-10.
Fuente: ElEconomista
No hay comentarios:
Publicar un comentario