En un intento por perseguir potenciales delitos o campañas de desinformación.
El pasado mes de enero vimos los problemas en los que se metió sola WhatsApp por publicar un mensaje de aviso sobre la aceptación de nuevas condiciones de uso que, en realidad, apenas modificaba nada de lo que ya tenemos, pero que estaba tan mal expresado y comunicado que todo el mundo entendió lo mismo: a partir de cierta fecha, los de Facebook podrían consultar o compartir lo que escribimos con terceros.
Ahora, el problema no viene ocasionado por un error de la aplicación, sino por un país que le requiere a los de Mark Zuckerberg algo que no parece fácil de conseguir y que pasa por ofrecer la posibilidad a su Gobierno, en la India, de poder solicitar a la red social en cualquier momento toda la información sobre el rastro que deja un mensaje concreto, desde que se envía por primera vez hasta la última de las interacciones dentro de sus chats.
Prevenir delitos e identificar sospechosos
El problema de esta petición es que los mensajes se cifran de extremo a extremo por lo que WhatsApp no tiene forma de saber lo que escribimos ni enviamos y, por lo tanto, mucho menos conocer exactamente cuál ha sido la cadena de inicio de cualquier contenido, ya sea un texto, una nota de voz, un vídeo o una imagen. Aunque las autoridades indias han ofrecido una idea para que lo pongan en marcha.
Lo que han sugerido desde el gobierno indio es que WhatsApp añada con cada mensaje que se envíe un hash alfanumérico que identifique, sin desencriptar, cada mensaje que se mueve por sus chats y grupos, de tal forma que si alguno puede ser identificado como peligroso por cualquier razón, exista la posibilidad de rastrearlo hasta el primero de los contactos que lo envió. Así, podrían identificarse potenciales sospechosos de ciberataques, campañas de desinformación y cualquier otro delito digital que se nos ocurra.
Esta solicitud se debe al impulso que están llevando a cabo las autoridades de aquel país sobre la nueva reglamentación sobre delitos cibernéticos, y que llega justo en mitad de una crisis de reputación de WhatsApp tras lo ocurrido en enero. La India es uno de los principales mercados de los de Facebook, con 400 millones de usuarios, por lo que un nuevo movimiento en el sentido de imponer algún tipo de control podría ser entendido como una nueva injerencia que, curiosamente, en esta ocasión no parte del lado de los norteamericanos.
Según informa The Economic Times, el gobierno ya notificó a WhatsApp el pasado mes de febrero estos cambios (que tendrá que poner en marcha en verano), ofreciendo una alternativa viable que permitiría rastrear los mensajes sin perder la privacidad que proporciona la encriptación. Aun así, desde la red social han declarado que "es imposible" que todos sus trabajadores puedan controlar los millones de mensajes que se envían cada minuto y, mucho menos, almacenar cada uno "en sus servidores durante mucho tiempo", así como desencriptarlos.
Fuente: El País – Cinco días
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