Hace casi medio siglo, Marty Cooper lo cambió todo. Un
3 de abril de 1973, este ingeniero electrónico estadounidense saltó a la Sexta
Avenida de Nueva York y, frente a un grupo de periodistas, desenfundó un
aparato que pesaba 794 gramos, tenía unos 33 centímetros de altura y 8,9
centímetros de grosor. Era el primer móvil del mundo. Un prototipo del Motorola
DynaTac 8000X. “Cuando lo creamos, sabía que en el futuro estaríamos
conectados…, lo que no sabía es que tendríamos una conexión con un potente
procesador y con conexión a internet… No sabíamos nada de eso, porque no se habían
inventado ninguna de esas cosas”, dijo tiempo después Cooper. Mucho ha llovido
desde entonces y el sector, el de las telecomunicaciones, no ha parado de
reinventarse.
Desde la izquierda, Ricardo de Querol (EL PAÍS), Elena Otero (Vodafone España), Javier Arenzana (KPMG España), Juan Montero (Telefónica), Luz Usamentiaga (Orange España). Foto: CLAUDIO ÁLVAREZ |
Pero es en estos años cuando el porvenir del sector se juega en el entorno más exigente. Así lo mencionó Roberto Sánchez, secretario de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales, durante su participación en el encuentro El futuro del sector de las telecomunicaciones, organizado por EL PAÍS y KPMG. El representante del Gobierno explicó que los operadores están acuciados ante las necesidades de inversión, para extender su cobertura, en un contexto de alta competencia y en el que la aparición y demanda de nuevas tecnologías va en aumento. “Hay una transformación del modelo de negocio, una desintegración vertical”, aseguró Sánchez.
Y esto podría ser solo el inicio de una nueva época para los miembros de esta industria. La sociedad, durante la pandemia, ha dado mucho más valor al sector de las telecomunicaciones, según Sánchez. “Eso hace que se reclamen más servicios con más calidad, más seguros y sin brechas digitales”, detalló. El próximo año, cuando el 5G explote en el mercado y las necesidades de mayor fibra continúen, de acuerdo con las previsiones de Sánchez, la economía acelerará su transformación. Ello requerirá también de mayores frecuencias de espacio radioeléctrico. “Vamos a necesitar más frecuencia para poder desarrollar más capacidades asociadas”, recalcó.
“El nivel de rapidez con el que suceden los cambios exige muy buenas infraestructuras… y, por otro lado, de inversiones muy significativas”, comentó Juan José Cano, presidente de KPMG en España. Esa hambre de recursos, en su opinión, está llevando a movimientos corporativos dentro de las empresas del sector, que buscan una mayor eficiencia operativa. “Nos encontramos con 20 marcas principales y 100 operadores móviles virtuales, en un entorno en el que necesitamos 10.000 millones de euros [para completar la conectividad universal]”, resaltó Luz Usamentiaga, directora general de Regulación, Asuntos Públicos y Sostenibilidad de Orange España. El reto es mayúsculo. “Tenemos un mercado en el que en los últimos 10 años se han perdido el 30% de los ingresos minoristas del sector y a la vez necesidades de inversión crecientes”, añadió Elena Otero-Novas, directora de Legal, Regulación y Seguridad Corporativa de Vodafone España.
“Se viene sufriendo en ingresos y hay una lucha en lo que es la captación y fidelización de clientes”, detalló Cano. “Es un sector sumamente complejo”. Los operadores, sin embargo, no se amilanan. “El futuro lo vemos con optimismo. Si hay algo claro es que las telecomunicaciones tienen futuro, son necesarias, y que cada vez son más demandadas y esenciales. En España están a la altura de las expectativas”, advirtió Usamentiaga. De acuerdo con la representante de la firma francesa, en los últimos años los operadores en el país han invertido unos 15.000 millones de euros en infraestructuras que han permitido extender la fibra, el XGSPON y la evolución del 4G al 5G. Sin embargo, aún requiere una cantidad superior de recursos para seguir extendiendo la cobertura: unos 10.000 millones de euros adicionales para completar la conectividad universal en el país, resaltó Usamentiaga. De ese total, según la experta, unos 4.000 millones no están cubiertos. “Allí es donde los fondos europeos tienen que jugar un papel esencial”, subrayó.
“El futuro es hoy”, dijo Juan Montero Rodil, director de Políticas Públicas, Competencia y Asuntos Regulatorios de Telefónica. Según el directivo, las inversiones que se requieren permitirán lograr los objetivos marcados por la Unión Europea: como garantizar un acceso universal a servicios de internet, facilitar la transformación digital masiva de los negocios y asegurar una administración pública altamente digitalizada. Montero Rodil mencionó, con base en los datos de un estudio realizado por Boston Consulting Group, que entre todos los países de la zona se requieren de unos 300.000 millones de euros en los próximos años para el despliegue de toda la red 5G y red fija con fibra óptica que se necesita para lograr los objetivos digitales. “Ha llegado a la estación el último tren para ser el grupo de cabeza”, destacó. Y este esfuerzo, según el representante del operador, no lo pueden asumir las firmas en solitario. “Aun disponiendo de todos nuestros recursos, esas capacidades son insuficientes para el reto que tenemos delante… Necesitamos de los poderes públicos… No solo ayudas, sino también políticas industriales que enfoquen ese propósito de mantener a Europa en la primera división digital global”, dijo.
Uno de los mayores retos es mantener a todos los jugadores del mercado bajo las mismas reglas y obligaciones. En este sentido, Otero-Novas, de Vodafone España, resaltó el desequilibrio que existe en el mundo digital: mientras los operadores están haciendo las inversiones, las grandes plataformas (Apple, Amazon, Netflix y Microsoft, que representan el 56% del tráfico global en internet) se mantienen al margen. “Hay un desbalance enorme económico en quien consigue el beneficio económico y quien tiene que invertir en las infraestructuras”, añadió Javier Arenzana, socio responsable del sector Telecomunicaciones de KPMG en España. “Es un tema que necesita una resolución”, reclamó Usamentiaga, de Orange España, que afronta su fusión con MásMóvil. “Lo que se busca [con la unión de las empresas] precisamente es ganar escala para tener más capacidad para hacer frente a los retos inversores que tenemos en el futuro. Es una respuesta a poder llegar a cubrir al 100% de la población con las redes de 5G y fibra”, concluyó.
Fuente: El País
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