domingo, 3 de octubre de 2021

La tecnología basada en ‘blockchain’ que revoluciona el arte

Los NFT están siendo vendidos por miles de dólares y se convierten en una nueva tendencia.

 

Foto: ASP

¿Se imagina comprar un archivo JPG con un valor de 69,3 millones de dólares? ¿O tal vez adquirir la tarjeta digital de Cristiano Ronaldo o LeBron James por más de 200.000 dólares?

Esos escenarios, aunque parecen improbables, han sucedido y todo gracias a la tecnología de los NFT o tokens no fungibles, un modelo basado en el blockchain y que en las últimas semanas ha ganado gran atención por su crecimiento exponencial.

Estos elementos son identificadores únicos de propiedad relacionados a elementos digitales, por eso un NFT puede contener cualquier tipo de objeto artístico o piezas en una gran variedad de formatos que tengan cualidades únicas.

El hecho de que sean no fungibles es lo que le da un carácter más preciado, pues a diferencia de las criptomonedas o el dinero físico, estos pueden ser reemplazados con uno que tenga un valor igual.

“Los NFT son una tecnología en la que cada uno es diferente y eso le agrega valor, aplica principalmente para los objetos de arte. Se diferencian muchísimo de las criptodivisas porque es una manera de tener los derechos de autor de una pieza artística o que tenga un valor coleccionable”, señala Bryan Benson, director de operaciones de la firma Binance Latam, experta en el mercado de los criptoactivos.

Una de las características que ha fortalecido a los NFT es la amplia posibilidad que ofrece, ya que alguien puede tomar una obra digital, ya sea un video, una canción, una imagen, un meme, entre otros, y la transforma en un token, el cual, además, incluye los derechos sobre este y los certificados del artista.

El autor de la obra es el que determina si esa pieza digital convertida en NFT es única o si solo tiene un determinado número de ediciones.

Esta tecnología está basada principalmente en la criptomoneda Ethereum, lanzada en el 2015, la cual permite desarrollar contratos inteligentes en su cadena de bloques.

La persona que adquiere un NFT lo carga dentro de su billetera digital, como si fuera otra criptomoneda o activo, y dependiendo del tipo de elemento que adquiera puede recibir regalías por esa pieza y se puede valorizar con el tiempo, al igual que el arte físico.

“Las personas que adquieren estos elementos no solo los compran para poder apreciarlos, en muchos casos se toma como una inversión. Además, ha impactado fuertemente el mundo de los coleccionistas, que lo ven como una tendencia que beneficia directamente a los artistas que garantiza un mayor número de ventas a través de la audiencia criptográfica. Es una ola que irá creciendo en el futuro”, detalla Benson.

Aunque no es nueva, pues están en el mercado desde hace varios años, los tokens no fungibles han tenido una disparada en los últimos seis meses. Eso lo demuestra el dinero que está moviendo este sector, que hace apenas un año podía mover unos 25 millones de dólares y actualmente llega a estimados de más de 250 millones de dólares, un crecimiento de 10 veces en solo un par de meses.

 

“Los NFT son una tecnología en la que cada uno es diferente y eso le agrega valor, aplica principalmente para los objetos de arte

 

El ‘boom’

Los NFT alcanzaron su punto más alto de popularidad hasta el momento a mediados de marzo pasado, cuando la reconocida casa de subastas Christie’s vendió la obra de arte digital del artista estadounidense Mike Winkelmann, conocido como Beeple, Everydays: The First 5.000 Days, que incluye un collage con 5.000 piezas digitales realizadas por el diseñador cada día durante 13 años, por un valor de 69,3 millones de dólares. 

Este se convierte en la primera puja que realiza Christie’s de un NFT y es la tercera obra de arte más cara subastada por esta casa de un artista que aún esté vivo. El token cuenta, además, con la firma del autor y su certificado de autenticidad. 

Pero este no es el único ejemplo del uso de este tipo de criptoactivos por parte de artistas reconocidos. La obra Idiotas de Banksy, popular por su arte callejero, fue convertida en un NFT por el grupo de inversores Burnt Banksy, que adquirieron la obra en febrero pasado en 100.000 dólares y la quemaron. El token incluye la imagen digital y el video del momento en el cual fue incinerada la pintura. La obra digital fue vendida posteriormente por 382.000 dólares.

Y no solo es el arte el que ha alcanzado cifras millonarias. El primer tuit de Jack Dorsey, cofundador y CEO de Twitter, en forma de NFT fue subastado como un recuerdo digital por 2 millones de dólares. La publicación fue realizada en 2006 y tiene el mensaje “solo configurando mi Twitter”.

El deporte también ha incursionado en esta tecnología, videos de la NBA están siendo vendidos por miles de dólares. E incluso las tarjetas digitales del futbolista Cristiano Ronaldo y el basquetbolista LeBron James fueron subastadas en token por más de 200.000 dólares cada una.

Este panorama ha hecho que surjan los llamados museos virtuales, como el Museum of Crypto Art y Decentraland, que venden espacios virtuales en donde las personas con obras en NFT pueden exhibirlas y armar exposiciones. “Estos espacios digitales ayudan a hacer la curaduría de las obras y se convierten en nuevas plataformas para los artistas”, puntualiza Benson.



Fuente: El Tiempo - Tecnosfera

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