Google académico es una de las tantas bases de
datos que agrega contenido de investigación relevante. También está Microsoft
Académico, Scielo y Dialnet, por mencionar otras.
En la herramienta de Google se encuentran
artículos indexados a revistas científicas, versiones previas a una publicación
y literatura gris, es decir, estudios de caso y estados del arte de un tema
específico. Eso explica el bibliotecólogo Santiago Villegas-Ceballos.
Para aprender a sacarle provecho a la
herramienta, que nació en 2006, vale la pena dar un rápido vistazo a cómo
funciona el mundo editorial en la web. Villegas-Ceballos, que trabaja ayudando
a las bibliotecas a transformarse en lo digital, explica:
“Hay dos grandes editoriales en la ciencia:
Elsevier (dueña de Scopus) y Thomson Reuters (dueña de Web of Science/Web of
Knowledge). Ambas tienen muchas bases de datos en temas especializados. Las
mejores y que tienen los artículos más recientes no son abiertas: una
suscripción anual puede costar hasta 150.000 dólares. La mayor parte del
contenido que muestra Google son de estas editoriales y no está abierto, pero
explorando los filtros y las búsquedas avanzadas se puede llegar a material
científico útil”.
Unos minutos para verla
Cuando usted pone un término en la barra de Google Académico,
los primeros resultados que el buscador le mostrará son los que considera
relevantes de acuerdo con sus intereses.
No serán ni los más recientes ni los que están
abiertos.
La base de datos también añadió recientemente
enlaces de sitios especializados con estudios sobre el nuevo coronavirus.
Aparecen debajo de la barra de búsqueda. Por eso pruebe con otro término para
conocer su aspecto y aprender para qué sirve cada cosa.
Del lado derecho identifique el formato en el que
están disponibles los resultados y la página web donde se encuentra; también si
de trata de un libro. Si encuentra un resultado útil lo puede guardar con la
estrella que aparece abajo y luego encontrará la información en la parte
superior derecha, donde dice “Mi biblioteca”.
Eso le evitará abrir cada resultado en una
pestaña nueva y llenar la barra de su navegador con temor a perder alguna
publicación.
Luego pruebe con los filtros para encontrar
artículos abiertos y relevantes para su objetivo de investigación. Según la
experiencia del bibliotecólogo, los artículos más recientes son los que suelen
estar cerrados.
Puede elegir que le muestren resultados solo
desde un año específico o en un lapso determinado. También puede configurar una
alerta en el sobre que aparece en la columna de izquierda, eso hace que Google
le envíe el contenido más reciente que añada sobre un término específico de
búsqueda como “aves marinas”.
Si el artículo que se ve más llamativo para usted
está cerrado, pruebe dando clic en la opción “artículos relacionados” o “todas
las versiones”, que muestra el contenido más antiguo de un mismo artículo pero
que de pronto puede estar abierto y tener la información que usted necesita.
Google da recomendaciones para novatos e
investigadores avanzados en su página de ayuda:
“Si eres nuevo en el tema, puede ser útil recoger
la terminología de fuentes secundarias. Por ejemplo, un artículo de Wikipedia
sobre “sobrepeso” podría sugerir una búsqueda académica de “hiperalimentación
pediátrica”. Antes de ir a una base de datos, conozca los términos especializados
para ir al grano.
“Del mismo modo, si los resultados de la búsqueda
son demasiado básicos para usted, haga clic en “Citado por” para ver los
trabajos más recientes que los han referenciado. Estos trabajos más recientes
suelen ser más específicos”, se explica en la web de ayuda de la base de datos.
Fuente: ElColombiano
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