El nivel de estudios determina el grado de adquisición de competencias digitales
La aceleración tecnológica a raíz
de la pandemia afecta no solo a los ámbitos educativo y laboral, sino que
influirá, junto al dominio de las habilidades blandas, en todos los aspectos de
la vida.
Interior de un espacio de 'coworking' en Brooklyn, Nueva York.Shridhar Gupta
Las numerosas
restricciones provocadas por el coronavirus han hecho que, desde hace ya más de
un año, el trabajo o la educación en remoto y los entornos híbridos sean una
realidad palpable en muchos países. El papel protagonista de las nuevas
tecnologías es un hecho que, además, se acentuará en el futuro. “Como
individuos y como sociedad, tenemos que ser coevolutivos con las herramientas
digitales con las que estamos conviviendo, y si no queremos quedarnos fuera,
tenemos que estar adquiriendo constantemente competencias digitales”, afirma
Gema Requena, directora de la
consultora Nethunting. Un esfuerzo en el que factores como la edad y, sobre
todo, el nivel de estudios, juegan un papel fundamental, ya que las personas
con niveles formativos altos demuestran un desarrollo mayor de competencias
digitales, de acuerdo con un estudio reciente del Observatorio de competencias
digitales y ocupabilidad, un proyecto de IMANcorp Foundation y la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).
De acuerdo con este informe, las
personas que han completado mayores niveles de estudio tienen un porcentaje
superior de competencias intermedias y altas, mientras que aquellas con
estudios básicos presentan niveles más bajos o inexistentes. Así, por ejemplo,
el indicador numérico que incluyen como referencia indica que las personas con
menos estudios tienen un índice de 7,11 puntos sobre 26, mientras que entre la
población con estudios superiores prácticamente se dobla (14,14). La edad
también influye, ya que, dentro de cada nivel educativo, los jóvenes presentan
una autosuficiencia digital mucho mayor que la de aquellos con más de 65 años.
“Hay tres
posibles explicaciones para esto”, explica el doctor Rafael Merino, profesor de
Sociología de la UAB y responsable académico de este estudio: “La primera es
que las competencias cognitivas están relacionadas con las competencias
digitales. La segunda, que muchas de las actividades de aprendizaje tienen que
ver con el desarrollo de estas competencias digitales (uso del correo
electrónico y de procesadores de textos, software de
gráficos, creación de presentaciones...). Y la tercera es que, a un nivel de
estudios superior, el tipo de trabajo que se realiza requiere de mayores
competencias digitales”.
Impacto de la aceleración digital
De acuerdo con el
Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI, por sus siglas en inglés), un
indicador de capital humano basado en las competencias digitales, España se encuentra ligeramente por debajo de la media. Y,
sin embargo, los cambios provocados por la covid-19 evidencian una clara
apuesta por la transformación digital: más de la mitad de las empresas
españolas (un 51 %) ha rediseñado sus infraestructuras de Tecnologías de la
Información (TI) para satisfacer las nuevas demandas del trabajo en remoto e
híbrido, y casi tres de cada cuatro líderes digitales creen que habrá cambios a
largo plazo en cuanto a dónde y cómo trabajan las personas dentro de su
organización, según un estudio de Equinix. Por otro lado, y a pesar de
los efectos negativos de la pandemia, un 71 % de las empresas en España aún
tienen la intención de expandirse a nuevos mercados, y de esos, un 73 % quiere
hacerlo virtualmente.
“Según pasa el tiempo, las
actividades del día a día, tanto en el ámbito laboral como profesional, se
hacen cada vez más de forma digital, y el móvil se ha convertido en la
herramienta básica por excelencia para llevar a cabo cualquier tipo de
trámite”, sostiene Juan Luis Moreno, Chief Innovation Officer en The Valley. Otro ejemplo puede
verse en el uso de la realidad virtual y aumentada, para las que, indica, antes
se debía contar con dispositivos especiales pero que hoy son accesibles a
través del móvil, y es ya una tecnología común en ámbitos como el educativo,
pues permite hacer la educación a distancia más interactiva.
De la misma
forma, otras tecnologías disruptivas como el Internet de las Cosas (IoT) o la
robótica van incorporándose a nuestro día a día de forma casi imperceptible:
“Ya es habitual ver a nuestro alrededor en las casas, hoteles, comercios y
entornos laborales, cómo se automatizan muchas tareas a través del móvil o de
la voz, y eso es gracias a la inteligencia artificial de los asistentes de voz
y a los sensores que nos van a permitir un mundo cada vez más hiperconectado.
Pronto serán una realidad el uso de coches autónomos de forma más popular o ver
a cocineros y camareros robots en los restaurantes”, añade Moreno.
Cambios en el entorno laboral
Entre los
conocimientos digitales más demandados por las compañías, el responsable de
Innovación en The Valley incluye el dominio de metodologías de trabajo como el design thinking,
Lean o Agile, para potenciar la eficiencia; de tecnologías disruptivas
como la inteligencia artificial, el blockchain, la robótica o la
realidad inmersiva; de la ciencia de datos, como clave para conocer mejor a los
clientes y mejorar la toma de decisiones; y un amplio conocimiento tanto de los
modelos de negocio de la economía digital, como de la estrategia, operaciones y
logística de la venta online.
El blockchain, por
ejemplo, es una tecnología que permite replicar el mundo físico en Internet:
“Hasta hace poco internet era un medio ideal para compartir información, pero
no para compartir valor o propiedad. Por ejemplo, para regalar una entrada a un
concierto podía hacer una foto de la misma y compartirla con otro, pero quien
recibiera dicha imagen no podía estar seguro de que yo no la utilizaría también
para acceder al evento. No existía un intercambio real de propiedad”, ilustra
Alex Puig, cofundador de Caelum
Labs y experto en esta tecnología. Es, además transversal (con aplicaciones
en muchos sectores), la demanda es muy alta y los sueldos muy competitivos. Eso
sí, formarse depende mucho de la iniciativa que se tenga: “Hemos llegado a un
punto en el que la tecnología avanza más rápido que las escuelas de formación,
y cualquier curso de esta tecnología probablemente estará obsoleto mucho antes
de finalizar el mismo. El autoaprendizaje, la colaboración con proyectos open source, las
charlas online, los tutoriales en YouTube y posts
especializados son a día de hoy la mejor manera para formarnos”.
Si algo está
claro es que las circunstancias que vivimos han cambiado radicalmente nuestro
estilo de vida, el entorno en el que trabajamos y la forma de relacionarnos con
otras personas. Un nuevo modelo que presenta numerosos retos, como rediseñar el
desarrollo de habilidades para el liderazgo y trabajo en remoto; la gestión del
bienestar de los trabajadores; el control de la productividad (una cuestión compleja y que
genera conflictos éticos y de privacidad) o la gestión del tiempo, uno de los
puntos que genera mayores problemas de salud mental entre los trabajadores
(debido a la incapacidad de desconectar del trabajo), según el estudio Strategic
Trends. El futuro de la educación y el trabajo, de EAE
Business School y Nethunting. “Trabajando en remoto adquieres una serie de
capacidades que parecían sencillas pero que no lo son, como es la autogestión y
la capacidad de tener una energía cognitiva y de trabajo a distancia a través
de una pantalla”, argumenta Requena.
El cambio se va a
producir a través de las personas, y para ello serán necesarias habilidades
como el pensamiento crítico, la capacidad de análisis más allá del dato; el
aprendizaje activo (lifelong learning); la resiliencia;
la flexibilidad y la tolerancia al estrés. “Para mí la gran diferencia a nivel
de tecnologías es que, de golpe, nos hemos dado cuenta de que las humanidades
tienen un gran peso en estas tecnologías. Que estas, de por sí, no tienen tanta
validez, porque no dejan de ser herramientas, y tú has de ponerlas al servicio
de las personas, de sus retos y necesidades. La sociedad y la legislación están
demandando una respuesta a la deshumanización de la tecnología”.
“Hay perfiles que
ya existen y que aparecían ya en el informe anterior, como el del analista de
sexto sentido; personas capaces de analizar datos añadiendo una serie de
cualidades humanas. O los que mezclan etnografía y los datos... Y cada vez te
vas a encontrar más perfiles que han estudiado Lingüística y trabajan en
Inteligencia Artificial, porque esta necesita de la capacidad de las personas
que entienden en lenguaje. Si no queremos que esa AI está sesgada”, continúa la
experta, “necesitamos detrás a gente que domine el lenguaje para que este sea
inclusivo, que entienda de Ética, Filosofía, Lingüística, Antropología y
Sociología. Van a ser carreras que entrarán en valor, a lo mejor no solas, sino
con la capacidad de entender el ecosistema digital”.
La educación, un entorno líquido
Para Requena,
resulta fundamental entender que la educación ha cambiado hasta el punto de
convertirse en algo líquido: está en todas partes, se deslocaliza, y esa
hibridación afecta tanto al formato (presencial y virtual, online y offline) como a
los contenidos, potenciando las competencias en detrimento de los
conocimientos. El móvil se posiciona como medio de acceso a la educación y el
estudio de EAE y Nethunting pone de manifiesto una realidad phygital que
mezcla y rompe las barreras entre lo físico y lo digital: incorpora
experiencias del mundo más digital dentro de lo físico e intenta emular
experiencias que trasciendan el e-commerce puro en lo
digital, permeabilizando ya en otros sectores como la educación y el trabajo.
De cara al
futuro, “el principal reto está en que las personas sepan aprovechar al máximo
las posibilidades y beneficios de este panorama digital para sus actividades
diarias, pero sin generar una dependencia de la tecnología, y también poder
reducir la brecha digital que en los últimos meses se ha visto ampliada por la
llegada de la pandemia”, afirma Moreno. “Para que la tecnología pueda realmente
ser un beneficio para la sociedad, se debe garantizar que todas las personas
puedan tener acceso a ella”.
Que razón lleva el artículo! Si duda os recomiendo formaros lo mejor que podáis. Ahora mismo para adquirir competencias digitales en el campo de la programación, sin duda alguna, la mejor opción es cursar un bootcamp en programación full stack por su carácter práctico e intensivo
Que razón lleva el artículo! Si duda os recomiendo formaros lo mejor que podáis. Ahora mismo para adquirir competencias digitales en el campo de la programación, sin duda alguna, la mejor opción es cursar un bootcamp en programación full stack por su carácter práctico e intensivo
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